lunes, 28 de marzo de 2011

EXPOSICIÓN DE CLASE. 9/03/2011

SESIÓN III. LA VIOLENCIA DE GÉNERO.

Esta tercera exposición me pareció muy interesante en cuanto a contenidos, pues mis compañeras expusieron aspectos de la violencia de género más allá del maltrato físico y lo que conlleva, aunque eché en falta una descripción más profunda de la labor del educador social en este ámbito.

Los factores que influyen en la violencia de género son muchos, no se puede achacar solo a un tipo de comportamiento del hombre maltratador (por norma general), sino que también hay que tener en cuenta los aspectos sociales, comunitarios y relacionales de la unidad familiar.

Muchas veces se ha dicho que cuando un niño se ha socializado en una familia donde los malos tratos estaban a la orden del día, el rol que en un futuro ese niño adoptará será también el de maltratador, aunque es posible que la actitud que adopte sea todo lo contrario, y rehúya el maltrato y todo lo que tiene que ver con ello, hasta el punto de poder convertirse en un futuro padre demasiado permisivo, cosa que tampoco sería la postura adecuada. Tanto por un lado como por otro, se hace necesario (bajo mi punto de vista) un seguimiento del caso por parte de los equipos de tratamiento de familias que eduquen a los padres en la correcta educación de los hijos.

Las situaciones de maltrato por las que todo el mundo se echa las manos a la cabeza son las que se refieren al maltrato físico, ese que duele en el cuerpo y “se ve”, pero yo creo que el maltrato emocional es igual o más peligroso que éste y sobre todo, mucho más frecuente (aunque no todo el mundo sabe reconocerlo).

Todos, (y me incluyo la primera), hemos sufrido alguna vez ese tipo de situaciones en la que nuestra pareja/amigos nos han echo sentir inferiores, nos han destrozado la autoestima y nos han repetido día a día cosas tan sutiles que no hemos sabido percibir, pero que han ido haciendo mella en la concepción inicialmente positiva que teníamos de nosotros mismos. Quizás es muy extremista denominar a eso maltrato, pero así empiezan estas situaciones, aunque no todas acaben igual.

No creo que exista un perfil único de mujer maltratada; quizás sean más vulnerables las mujeres con falta de autoestima, bajo control sobre su vida, aquellas que tengan miedo al divorcio o que estén asiladas socialmente (que son algunas de las características psicosociales del colectivo que mis compañeras dieron en la exposición), pero personalmente, creo que cualquier mujer que se enamore, se sienta muy implicada en la relación y dependa mucho de esa felicidad, puede ser susceptible de sufrir malos tratos.

Como decían mis compañeras, muchas veces la mujer se agarra a frases y pensamientos como: “él no quería hacerlo”, “en realidad me quiere”, “se ha arrepentido”, o “me ha prometido cambiar”, para justificar el porqué siguen con esa persona y no son capaces de ver más allá. En mi caso, (aunque no se puede considerar como un maltrato emocional en toda regla), no supe ver esos indicios y esas frases que me hacían perder la autoestima y sentirme inferior hasta que no salí de esa relación casi por obligación; en aquel momento me sentí estúpida por haber estado tanto tiempo sin ver la realidad, y si eso me paso a mí en un caso para nada comparable, cuanto más debe sentir una mujer que es maltratada y no es capaz de verlo.

En ese sentido, quizás por mi experiencia, tengo mucha empatía con estas mujeres y aunque por un lado no entienda porqué no salen de esa situación si para el resto está algo tan claro, por otro puedo llegar a comprender su forma de pensar y sus sentimientos al respecto, y es que es en este punto cuando la mujer, ya ha entrado en el “ciclo de la violencia de género”, donde vive períodos de “luna de miel” alternados con los períodos de agresión que cada vez se hacen más frecuentes, y que no son capaces de reconocer como maltrato.

El porqué sucede esto creo que ha quedado bastante claro antes (al menos bajo mi punto de vista), pero también es necesario entender desde una visión más amplia, que históricamente la sociedad se ha articulado en torno al hombre, y que la mujer siempre ha sido “sumisa” a su voluntad, sin poder opinar ni refutar las decisiones “del hombre de la casa que trabaja para mantener a su familia”.

Gracias a Dios este modelo de sociedad está cambiando y cada vez se deja más espacio a la mujer para que se desarrolle plenamente y pueda opinar de forma libre e igualitaria, pero la generación de nuestros padres todavía ha vivido en esa “antigua sociedad” y esos roles, aunque cada vez se están denunciando más, se siguen dando; como hemos dicho antes, quizás no desaparezcan del todo porque serán socializados a los hijos de esos matrimonios, pero desde luego (espero) se verán reducidos, perseguidos y criticados profundamente.

La labor del educador social en este ámbito, sería por un lado informar de qué es el maltrato, cómo se da. A qué conlleva, etc. pues muchas mujeres aún no saben ponerle nombre a lo que les pasa. En segundo lugar, atender aquellas que se han atrevido a denunciar pero lo más innovador bajo mi punto de vista, sería tratar también con esos “hombres maltratadores”, pues si conseguimos que la mujer salga de ahí, la estamos “salvando” a ella, pero quizás estemos condenando a las futuras parejas que ese hombre pueda tener y que vayan a sufrir el mismo destino. Una intervención con estos hombres apoyada por los psicólogos, sería fundamental para conseguir erradicar el problema en un futuro.

Sin embargo, la labor que esta haciendo la sociedad es quizás la mejor intervención que ya se está dando, pues “se le está dando publicidad”, la gente está denunciando, no se está quedando callada, y la conciencia colectiva hará que dentro de poco los maltratadores se sientan amenazados y sientan su autoridad en peligro, por lo que rechacen ese modo de comportamiento, o asuman lo que la sociedad les impone. En cualquier caso, la gente no se va a seguir quedando callada y esa denuncia social, es la mejor arma de la que actualmente disponemos.

LOS JÓVENES. ¿EL FUTURO?

Jueves 24 de Marzo. El menor implicado en la muerte de Marta del Castillo, absuelto de asesinato y violación.

“El menor, conocido como El Cuco, cuando salga del centro de menores en el que ya ingresó en febrero de 2009, tendrá que cumplir otros dos años de libertad vigilada, según la sentencia hecha pública esta mañana. En solo un año, El Cuco volverá a estar en la calle ya que el juez de menores no considera que haya pruebas suficientes para condenarle a más años.

Viernes 25 de Marzo. Fiesta de la Primavera.


“Un joven de 24 años ha fallecido en la noche de este viernes a consecuencia de una herida de arma blanca en la Isla de la Cartuja, en Sevilla, donde desde primeras horas de la tarde se ha celebrado el macro-botellón conocido como ‘Fiesta de la primavera’. No hay ninguna persona detenida, aún, en relación a este suceso.

En el macro-botellón se han dado cita más de 6.000 jóvenes según el área de Convivencia y Seguridad Ciudadana del Ayuntamiento. De ellos, casi un centenar (hasta 85) requirieron asistencia sanitaria. Los residuos alcanzaron las 22,4 toneladas.”

(Lo mejor de todo es que cuando el chico salga del centro de menores, no va a tener antecedentes, ya que el expediente se limpia al cumplir los 18 años).

Viernes 25 de Marzo. Peleas a sangre fría.

“En la noche del viernes, después de la Fiesta de la Primavera, Sevilla se convirtió en una jungla. Miles de jóvenes salidos del botellón llenaban las calles de Sevilla, conduciendo borrachos, insultando a todo el mundo, y cometiendo actos vandálicos.

En el centro de Sevilla, dos jóvenes de 20 y 29 años se enfrentaban a sangre fría el uno al otro, amenazándose, gritándose, pegándose y utilizando de forma intimidatoria sendas navajas.”



En este fin de semana estas noticias me han hecho pensar y reflexionar mucho sobre la situación actual de los jóvenes. En las clases, el único espacio en el que se ha podido hablar algo del tema de los menores/adolescentes, fue en la exposición sobre el absentismo y aún así, fue algo muy focalizado.

Da miedo pensar que la sociedad del futuro será regida por este tipo de gente, con unos valores tan deteriorados y una conducta tan agresiva, pero a mí, lo que más miedo me da es que al comentar estas noticias con amigos míos, se repetían una y otra vez frases como: “Ojala mataran al Cuco”/“El chaval del botellón se lo tenía merecido por meterse en peleas”. Y nada más, ahí se quedaban esas reflexiones.

Entre unos, sin moral ninguna, y otros, sin conciencia social, muy lejos no creo que lleguemos, y lo peor de todo es que me da por pensar qué se podría hacer por estos jóvenes y no se me ocurre nada...

Creo que son situaciones muy difíciles, que entrañan verdaderos trastornos y problemas en la conducta, y que los adolescentes tienen ya tan arraigados esos comportamientos, reforzados además por su grupo de iguales, que no soy capaz de imaginar qué se podría hacer para “abrirles la mente” a otras realidades.

Además, no nos ayuda en nada a nuestro trabajo la legislación vigente en nuestro país, que permite que un joven que ha matado a una persona, salga al poco tiempo del centro de menores, con el expediente limpio, o que ni siquiera es capaz de controlar a unos adolescentes que se reúnen para beber sino que los deja hacer de un descampado “la ciudad sin ley”.

Tampoco entiendo como el sistema castiga tan livianamente a los asesinos, y luego a los inmigrantes los mete 18 meses en la cárcel por vender películas pirateadas (cosa que estos se ven obligados a hacer para subsistir y prefieren esta opción antes que recurrir al asesinato por dinero o la venta de drogas).

La verdad es que me siento muy impotente con este tema, pues creo que es uno de mis puntos flojos; no soy capaz de entender lo que hacen los menores/adolescentes ni porqué lo hacen, no tengo “paciencia” para comprenderlos y entenderlos, y sé que eso es un error pero me cuesta muchísimo empatizar con ellos y no se me ocurre ninguna vía real y eficaz de intervención.

La única conclusión clara que puedo sacar, es que matar a alguien sale actualmente muy barato, y es necesario reformar el sistema penal de este país para que personas que han matado a otros, dejen de ser un peligro para la sociedad, y para que las familias de las víctimas puedan sentirse seguras y “consolarse” al saber que la persona responsable de que su vida ya no vuelva a ser la misma, está siendo “castigada” por ello.

Abogaría por defender la reinserción de la persona expresidiaria si tuviera ganas de ser utópica, pero hoy no me apetece, y al haber vivido este fin de semana estos acontecimientos, se me quitan las ganas de luchar por la reinserción de nadie cuando estos personajes se ríen de todos nosotros en nuestras narices, nos “torean” y les buscan las vueltas al sistema; solo en el momento en el que una persona se arrepienta de verdad, podría comenzar a intervenir, pero si encima de haber cometido un crimen, la persona presume de sí mismo y se recrea en su propia prepotencia y egocentrismo, creo que lo primero que debe hacer es verse privada de su libertad, a ver si así le inunda de nuevo la humildad, pone los pies en la tierra y respeta a los demás al menos en su libertad.

Supongo que esa no es la actitud que debe tener un trabajador/educador social, pero en estos temas, mis ideas me juegan una mala pasada aunque si me veo obligada en un futuro, intentaré ser lo más imparcial posible. De momento, esto es lo que siento.

viernes, 25 de marzo de 2011

EXPOSICIÓN DE CLASE. 12/01/2011

MARGINACIÓN Y TERCERA EDAD.

“El mundo que los necesitó ayer, hoy los olvida”.


Principalmente, lo que me llevo de esta segunda exposición de clase, es la contraposición de ideas y realidades que me sugirió la misma; en el primer cuatrimestre de este curso, tuvimos una asignatura que se llamaba “Psicología de la Vejez” donde todo lo que hicimos fue corregir nuestro lenguaje y nuestra forma de expresarnos cuando hablábamos de personas mayores, y repetir una y mil veces que los mayores eran personas muy saludables, (fuera de los estereotipos que abundan en nuestra sociedad) y tan capaces como nosotros para desarrollar todo tipo de actividades.

La asignatura me gustó mucho, porque aprendimos muchas cosas nuevas de los mayores, desconocidas hasta entonces, pero creo que muchos de nosotros caímos en el error de irnos de un extremo a otro y pensar que ahora los mayores no tenían ningún problema y que todo era maravilloso para ellos.

Por ello, me he dado cuenta de la importancia y la necesidad de una educación integral en todos los aspectos y ámbitos, para que, una vez conocida la realidad en su totalidad, seamos capaces de discernir situaciones y quedarnos con el enfoque que más nos convenga (hablo en este caso de los mayores, pero obviamente esta idea es extrapolable al resto de colectivos e incluso a la política, la economía, la religión, y todo lo que tenga que ver con el posicionamiento humano en cualquier ámbito).

Esta exposición, como mis compañeras dejaron claro, se centraba en las personas mayores que son marginadas, que sufren fuertemente situaciones de soledad y abandono, sobre todo en el plano afectivo.

Actualmente, muchos de nuestros mayores viven en residencias especializadas en sus cuidados, porque sus familias, no pueden o no quieren hacerse cargo de ellos por diversos motivos; la realidad es que el ingreso en una residencia suele hacerse bajo promesas de temporalidad o continuas visitas y al final, el mayor acaba viendo a su familia mucho menos tiempo de deseado.

Es este hecho, el que desencadena las sensaciones de soledad y abandono, que unidos al bajo número de profesionales que atienden a estos mayores en la residencia, acentúan esos sentimientos mucho más, llegando a hacer serias mellas en la autoestima y las ganas de vivir de las personas mayores.

Una vez más, (y ya me da hasta coraje) tenemos que volver siempre a la misma idea, y es el principal problema que dificulta nuestra intervención: el dinero, o más bien, la falta de éste, que aquí concretamente debería destinarse a contratar técnicos cualificados que les proporcionaran a los mayores no solo los cuidados que necesiten físicamente, sino esos cuidados emocionales, de cariño, escucha activa y sobre todo de compañía que también son imprescindibles para una persona; por supuesto, volver a comentar que la Ley de Dependencia sería una alternativa muy buena al internamiento del mayor en un centro si funcionara bien y no fuera algo meramente asistencialista y al servicio de unos votos electorales.

Una cosa está clara, en la sociedad en la que vivimos, ser mayor “es una mierda”; ya no sirves para nada, nadie te respeta, eres un estorbo y le quitas mucho tiempo a la gente que te rodea; nadie quiere llegar a ser mayor, porque lo que vemos nos asusta. Hemos pasado de una cultura donde el “consejo de ancianos” era algo vital y el mayor era una figura importante y muy reconocida, a una sociedad en la que el mayor no sirve para nada y solamente se le considera una “carga social”.

Gracias a Dios, creo que hay un “rayo de esperanza” en este tema de la carga social, y es que si algo bueno ha traído la reforma de la ley de pensiones y el alargamiento de la edad de jubilación es pensar que cada vez habrá más puestos de prestigio y de poder ocupados por personas mayores, que ya tienen más de 65 años y todavía no se han jubilado. El ver diariamente a estas personas en el poder, creo que poco a poco hará que las volvamos a tener en cuenta y volvamos inconscientemente a tomarlas más en serio, pues veremos a estos mayores “al mando” de importantes empresas y con altos cargos, con lo que las admiraremos y respetaremos más de lo que lo hacemos actualmente.

Para concluir, me gustaría citar una frase que escuché hace poco: “Toda sociedad genera su marginación y la manera de darle respuesta. Por el análisis de esa respuesta conocemos el grado de desarrollo económico y tecnológico del país en cuestión, además de la cultura, los valores y la ideología imperante”.

De momento, nos toca a nosotros seguir cubriendo la “mierda” que deja la sociedad en la que vivimos, y nos toca a nosotros darle un tipo de respuesta a esas necesidades que la misma sociedad genera; como siempre, tendremos las manos atadas en el tipo de respuesta, pues nos vendrá impuesta o muy delimitada por las “altas mentes pensantes” cuya prioridad segurísisimo que es ayudar al más necesitado; ahora, eso sí, si por ejemplo nuestra sociedad y gobierno nada más que nos dejan hacer talleres y actividades lúdicas con los mayores como forma de “ayudarlos”, tengo claro que yo personalmente haré los mejores talleres y actividades lúdicas en intervención socioeducativa para personas mayores, trabajando la autoestima, la independencia, la realización de las actividades de la vida diaria, los juegos de ocio y tiempo libre, el aseo y la higiene persona, etc. Mis talleres tendrán una finalidad, servirán para algo y no solo para contentar al tío que me esté dando el dinero.

Como educadores y trabajadores sociales no se nos puede olvidar que tenemos que darle una línea de coherencia a nuestros programas y actividades, jugando muy bien nuestras cartas para contentar a los de arriba, y hacer algo de provecho y utilidad con los de abajo.

lunes, 21 de marzo de 2011

CUARTA CONFERENCIA 21/03/2011

LOS PROGRAMAS DE TRATAMIENTO FAMILIAR.

Pilar Fuentes Pérez

No sé si será por el estado anímico de frustración que me invade estos últimos días, por el agobio y el continuo trabajo al que me somete la carrera o por la vida en general, pero esta conferencia no me ha arrojado mucha luz acerca de cuales son las actuaciones REALES que nos proponen los programas de tratamiento familiar.

Lo único que he sacado en claro de esta cuarta conferencia, es que en un mundo utópico donde la ley se cumpliera en todos sus objetivos y propuestas, los equipos de tratamiento familiar atenderían a todos los menores en riesgo social, e incluso se haría un seguimiento individualizado de los casos de embarazos y niños que no van a clase, y en definitiva, el mundo sería genial y todos tendríamos muchos menos problemas.

¿La realidad? Como siempre una pantomima de lo que debería ser.

Según nos ha explicado Pilar, la meta del programa de tratamiento familiar (PTF), es preservar la integridad de las familias evitando la separación de los menores, y conseguir el máximo número de casos de reunificación familiar (si se ha valorado que es la mejor alternativa).

También en la teoría, las familias deberían llegar a los PTF derivados de los Servicios Sociales comunitarios, previa petición por parte de las escuelas de una intervención a ciertos casos. De este modo las familias en “riesgo moderado” serían derivadas a los PTF, y las familias en riesgo alto, al servicio de protección de menores; repito, en la teoría...

Pilar no ha tocado para nada cómo es la realidad (información que he echado en falta en esta conferencia), pero tampoco es necesario ser un lince para averiguar al menos algunas de esas realidades. Para empezar, bajo mi punto de vista el marco legislativo en el que se encuadran los PTF es muy ambicioso, y está bien que por ejemplo quieran dar un seguimiento durante el embarazo a todo tipo de madres y familias, pero vamos a ver: si por desgracia en esta sociedad hay 1000 casos que por su riesgo, desadaptación y/o exclusión son eminentemente prioritarios al de cualquier familia normalizada... ¡Céntrate en la gente que de verdad lo necesita! ¡No hagas una ley al servicio de una población que no se encuentra en situación de exclusión y preocúpate por erradicar estos casos! Una vez que lo hayas logrado, atiende a esas mujeres, pero solo cuando puedas tener la cabeza bien alta y decir que has solucionado otros muchos casos de prioritarios.

Además, Pilar ha asegurado que una familia entra en un PTF de forma VOLUNTARIA, y ahí veo otra gran incongruencia. Estamos hablando de familias que por norma general no tienen muy asimilado lo que son las normas sociales y de comportamiento, que en su casa no existe una preocupación real por la educación y la formación, ni por la correcta asimilación de habilidades sociales o los valores morales básicos. Creo que la incorporación de las familias en estos programas no debería de ser algo “voluntario” pero tampoco algo coercitivo como la conocida frase de: “si no vienes te quito a tus hijos”.

Creo que ya sabemos ampliamente (por las experiencias que otros han tenido antes que nosotros) que esos métodos no son los más adecuados. Bajo mi punto de vista se debería ante todo entablar una relación de confianza entre el profesional y la familia, y mediante visitas domiciliarias, ir haciéndoles entender la situación en la que se encuentran y lo que es mejor para ellos, practicando ante todo la asertividad.

En el caso de que la situación comience a normalizarse y el equipo de tratamiento familiar pueda dar un informe positivo de la situación, veo indispensable el seguimiento (cosa que según Pilar nos ha contado, se deja en manos de los comunitarios); los ETF no realizan ningún seguimiento posterior con la familia a la que han atendido, y bajo mi punto de vista esto es un fallo muy gordo del servicio, pues si ya de por sí es difícil conocer medianamente bien a una familia que te va a mostrar su mejor cara en las visitas domiciliarias, un seguimiento “inesperado” de la situación una vez que “todo está bajo control” ayudaría muchísimo a averiguar si de verdad la intervención ha dado sus frutos.

Pilar trabaja actualmente en un programa de tratamiento familiar en Polígono Sur, zona con necesidades de transformación social con graves problemas (como ya hemos nombrado en muchas ocasiones) de pobreza grave y marginación, elevados índices de absentismo y fracaso escolar, carencias formativas, etc. y un detalle que me ha parecido curioso de su exposición y en el cual no había reparado anteriormente, es que en Polígono Sur, las campañas preventivas o de escolarización, están dirigidas A LOS MENORES; no a sus padres ni sus familias, sino a ellos mismos, lo que demuestra una vez más el rápido y obligado crecimiento psicológico al que estos menores, por sus circunstancias sociales, se ven obligados a asumir.

En otro orden de cosas, la charla de Pilar, como dije al principio me ha desilusionado un poco; no por su exposición, sino que más bien ha sido una desilusión por el sistema; en el día de hoy ya he tenido unos cuantos palos a este respecto y creo que este ha sido “la gota que colma el vaso”. A primera hora, en las prácticas, el profesor me ha dicho claramente y sin miramientos que en un futuro tendremos que realizar proyectos en base a unas subvenciones, y que según los requisitos que se nos exijan tendremos que trabajar con un colectivo u otro y de una determinada manera para que nos den la ayuda económica. ¿Qué ocurre? Pues que esas líneas que te obligan a que sigas, están sumamente politizadas en lo que son “temas de conciencia social” en el momento actual (igualdad de género, promoción de la salud, salud mental, etc).

En definitiva, te exigen que trabajes con lo que el gobierno quiere que trabajes; nadie realiza proyectos para intervenir con personas sin hogar, por ejemplo, porque esas personas no interesan en absoluto a nadie.

Otro ejemplo, nos lo ha dado Pilar hoy, presentándonos el caso de un divorcio en una pareja con hijos por malos tratos del hombre hacia la mujer. El caso se resolvió mediante una orden de alejamiento y la separación de la pareja; la mujer vive con sus hijos y está rehaciendo su vida, pero, ¿qué pasa con ese hombre? Sigue siendo un “maltratador” y a nadie parece interesarle qué pasa con él, como se le puede ayudar y hacer que aprenda a relacionarse con los demás sin tener que recurrir a la violencia. A nadie le interesa, porque lo que nos han metido en la cabeza es qué las “necesitadas” son las mujeres maltratadas, y que los hombres solo son maltratadores sin escrúpulos, ellos no importan, (aunque puedan presentar problemas psicológicos graves o tengan una gran carencia en la forma de comunicarse y en la adquisición de habilidades sociales).

¡Ojo! No estoy diciendo que esté a favor del maltrato ni que piense que no es un tema importante, al contrario; mi crítica va dirigida a la falta real de preocupación social por las personas, bajo aparentes palabras de respeto y tolerancia con la que últimamente nuestros políticos se llenan la boca.

Para terminar, decir que una vez más ha salido el tema de la falta de delimitación profesional de los trabajadores y educadores sociales en la práctica real, que hace que “se pisen” en sus funciones; el educador social en los PTF (en este caso Pilar), se ocupa de intervenir en la escuela, los hogares, en la orientación laboral y formativa y en el disfrute y adecuado uso del ocio y tiempo libre, asumiendo a veces funciones que no son de su competencia pero que “así se fijan en los equipos de trabajo”.

La exposición de Pilar me ha parecido bastante utópica y teórica, haciendo siempre referencia a “los manuales” que ella utiliza para intervenir y aunque cuando comencemos a trabajar todos vayamos con nuestro manual bajo el brazo, quiero creer que la práctica y el rodaje nos harán preocuparnos más por la persona en concreto y su situación y que nuestra prioridad no será encajar por ejemplo el modelo sistémico en una familia sea como sea; lo que quiero decir es que la teoría está bien tenerla en cuenta, pero no podemos querer llevarla a la práctica sea como sea.

Como ya he dicho antes, he echado en falta en estos PTF un seguimiento de los casos que se “solucionan”; solamente existe una derivación a los comunitarios cuando los PTF ya han resuelto la situación, pero bajo mi punto de vista, son estos profesionales que conocen a la familia y han estado acompañándola durante todo el proceso los que deberían continuar ese seguimiento, pues ellos mejor que nadie podrían atisbar lo que a los comunitarios (por no conocer el caso) se les pueda escapar.

Será que hoy es lunes o que cada vez me voy acercando más a la “cruda realidad” pero estoy bastante desanimada con respecto a nuestro futuro profesional, y me hierve la sangre pensar que tendré “las manos atadas” en muchos aspectos y no podré hacer las cosas que realmente me gustarían; además tengo miedo de no estar a la altura de las situaciones, o que el trabajo diario y las intervenciones que realice me desborden y termine haciendo míos los problemas de los demás... Me encanta esta profesión pero muchas veces pienso que no seré capaz de afrontar esta otra realidad y seguir creyendo en las personas...

En fin, será que hoy es lunes.

martes, 15 de marzo de 2011

EL FIN DE LAS REUNIONES GRUPALES... DE MOMENTO!

Ayer tuvimos la “última” reunión de grupo antes de la exposición, en la que terminamos de perfilar algunos aspectos del trabajo y sobre todo nos dedicamos a poner en pie la exposición para mañana día 16.

En esta entrada, pretendo hacer una síntesis de todo lo aprendido en las tres últimas reuniones del grupo, evaluando el proceso de aprendizaje que personalmente he tenido y comentando un poquito qué me ha parecido este trabajo y este tema (el absentismo) en concreto.

Creo que al haber realizado este trabajo he aprendido cosas mucho más allá de qué pasa cuando un niño es absentista, qué es lo que conduce a esta situación, cual es el papel del educador social, etc. ya que este tema para mí estaba un poquito “estereotipado” en las típicas respuestas que cualquiera puede dar cuando preguntas por él.

Ahora sé que el hecho de que un niño sea absentista implica una dificultad mucho más allá de lo evidente, y es que el trabajador social o el educador social, (por ejemplo cualquiera de nosotros en un futuro no muy lejano), se está enfrentando no solo a un menor que no le da importancia a la educación (ojala fuera solo eso) sino que se está enfrentando además a una familia con problemas de muchos tipos, y uno de esos indicadores por los que ha “saltado la alarma” es el absentismo, pero es solo uno.

Otra idea que me ha resultado muy interesante descubrir a raíz del trabajo grupal, es la consideración del absentismo como un tipo de maltrato que sufre el menor. Y aquí me quiero detener. Al principio no entendía muy bien esta idea, pues pensaba que se refería a que un menor era absentista porque era maltratado en su casa; cuando comenzamos a profundizar en el tema, caí en la cuenta de algo muy evidente y que a la vez me hizo sentirme algo estúpida y pensar en todo lo que me queda por aprender para ser una trabajadora y educadora social “medianamente decente”, y es la siguiente frase: existen muchos tipos de maltrato, no solo el maltrato físico.

Al comentar mis compañeras que el maltrato infantil era una de las problemáticas fundamentales de los menores absentistas, no conseguí entender la idea y entramos en un pequeño debate sobre lo que querían decir al respecto, hasta que por fin caí en esa evidencia tan poco evidente para mí.

Un menor absentista, es un menor que no va a la escuela (bien porque “se pierde por el camino”, bien porque sus padres no lo llevan) y eso, es un maltrato emocional de los padres hacia el menor, pues le están privando de su derecho de asistir a clase, formarse y tener opciones de futuro, o simplemente no se están preocupando por educarle e interesarse en las cosas relacionadas con el colegio, de tal forma que si el niño fuera absentista “por deseo propio” éstos, al estar en contacto con los profesores, lo detectarían en seguida y le pondrían remedio al asunto.

Creo que a raíz de esta idea puede surgir un debate interesante mañana en clase, si hay gente que, como yo, piensa directamente en el maltrato físico solamente.

Aquí lo dejo, pues sino terminaré por abordar cuestiones que quiero dejar para comentarlas después de la exposición; por último, acabar con una última reflexión, y es que para mí, este trabajo en concreto y la asignatura en general me está haciendo cambiar el modo en que tenía de ver la realidad, los problemas sociales y las situaciones de exclusión, pues antes las veía como hechos aislados, antes pensaba que el absentismo era un problema concreto, que tenía su modo de ser intervenido y su forma concreta de hacer las cosas.

Después de este trabajo y de lo que llevamos de curso, veo cada día más claro la importancia del tiempo, tiempo real que tienen que tener los educadores y trabajadores sociales para dedicar a cada una de las personas o familias que tiene unas necesidades específicas, pues como dije anteriormente, el absentismo, la violencia o los problemas de conducta, son solo la punta del iceberg, debajo del cual se esconde un entramado mucho más grande que es en el que hay que focalizar la intervención.

miércoles, 2 de marzo de 2011

CONFERENCIA III. TRATAMIENTO FAMILIAR.

LA INTERVENCIÓN DESDE SERVICIOS SOCIALES COMUNITARIOS.

“Los servicios del programa lo hacen las personas”

Esta tercera conferencia debo decir que me ha parecido estupenda en su metodología. Creo que es la primera conferencia en la que las ponentes no se limitan a exponer un power point (información que en mayor o menor medida, es accesible a todos nosotros hoy en día por internet), sino que además, estuvo llena de anécdotas, casos reales y mucha, muchísima información práctica.

Las ponentes supieron transmitirnos con muchísimo entusiasmo su dedicación de cada día a su trabajo en los Servicios Sociales y además, nos hicieron partícipes de sus experiencias, dándonos consejos para afrontar las situaciones más crudas y las maneras más óptimas y viables en la resolución de los posibles conflictos que pudieran surgir en las entrevistas (en este caso con las familias).

Creo que en esta conferencia se ha abogado mucho por el debate y “lo que iba surgiendo”, siendo algo muy enriquecedor para nosotros, pues continuamente podíamos preguntar dudas que nos eran respondidas desde la más pura experiencia práctica. Creo que las profesionales que vinieron a exponernos el tema del tratamiento familiar desde los Servicios Sociales Comunitarios son dos mujeres muy formadas, y muy competentes pero sobre todo con una gran humanidad que hacía que nos motiváramos con todo lo que contaban y sobre todo por cómo lo contaban.

De su exposición me llamó mucho la atención el punto de vista de las dos ponentes hacia temas tan criticados en clase como la Ley de Dependencia (muy útil aparentemente en su formulación pero con poca viabilidad y puesta en práctica actualmente debido a la falta de recursos, sobre todo económicos y humanos para hacer eficiente su uso).

Las ponentes aseguraron que la Ley de Dependencia “se hace un servicio muy importante” si bien es cierto que en muchos casos la gente no llega a recibir esa ayuda por su alarmante prolongación en el tiempo hasta el momento de su concesión. Las profesionales, además, resaltaban la idea de que era necesaria una formación complementaria para los técnicos socio-sanitarios que se encargaban de atender a las personas mayores y con discapacidad; es necesaria una formación en habilidades sociales para poder manejar posibles situaciones difíciles, como el fallecimiento de la persona, ya que estamos tratando con seres humanos y por tanto el cariño y la confianza, esos lazos de unión tan fuertes que se crean, en algún momento se tendrán que romper y los técnicos, según aseguraban las ponentes, no están preparados en muchos casos para hacer frente a esas situaciones llegando a provocar incluso bajas por depresión.

Bajo mi punto de vista, la realidad es bien distinta pues ya de por sí, si es difícil que esas ayudas lleguen, aún lo es más pretender que se invierta en formación para los técnicos, aunque me parece idea muy interesante en la que no había reparado hasta ahora.


Las ponentes, trabajan dentro del CORE, concretamente en un organismo llamado PAFI (programa de atención a la familia e infancia), llevando a cabo programas de tipo preventivo por norma general aunque también atienden a familias en situación de riesgo social.

Los obstáculos para mejorar estos servicios, son principalmente problemas de tipo económico y de inversión; no hay dinero para invertir en más profesionales, además de que “no interesa”. Por lo visto en este país solo interesa invertir en políticas sociales que sirvan como futuros votos y maneras de obtener el reconocimiento de la población. Los que menos tienen y los más necesitados de ayuda, terminan excluidos y sin medios para vivir o sencillamente muertos. La población en exclusión, más bien debería llamarse población “sin voz ni voto”.


De todo lo comentado durante la ponencia, cada vez abogo más por la necesidad de “salir del despacho” y entrar en las casas; son imprescindibles las visitas domiciliarias a las personas con necesidades y de la misma forma, se hace indispensable la cohesión entre los distintos organismos y el apoyo en red entre instituciones. Así, creo que se ahorrarían muchos dolores de cabeza y se conseguiría coordinar mucho mejor los distintos equipos de trabajo sin solapar las actuaciones de otros, atendiendo los problemas de forma integral.

Aquí me gustaría hacer un inciso, y remitirme a la ya conocida idea de “los parches”; si ese es nuestro futuro, (el poner parches aquí y allá) y ya hemos dejado claro que una sola persona lo tiene muy difícil para dar solución a todas las causas de la exclusión, este método en red podría suponer una alternativa, ya que mediante la coordinación entre todos, cada uno desde nuestro ámbito podríamos poner el parche que nos corresponde, el que “tenemos en nuestro cajón”, pero siempre desde la coordinación, pues sino, volveríamos a estar en un círculo vicioso en el que más que ayudar, incordiamos.

Por último, creo que es conveniente resaltar la excesiva extensión que tuvo la conferencia (desde las 18.30h. de la tarde hasta casi las 21.00h. de la noche); bajo estas circunstancias se hace imposible la concentración (tanto por nuestra parte como por parte de las ponentes), y personalmente, me pareció una falta de respeto que la gente se fuera yendo poco a poco y acabáramos un 15% de los que empezamos, aunque por otro lado es totalmente comprensible, porque no hay cuerpo humano que aguante la escucha activa durante 150 minutos sin parar.


Se han escuchado desde entonces muchas críticas a la conferencia, que si era muy anecdótica, que si no transmitieron ningún conocimiento, etc. Bajo mi punto de vista, las ponentes nos dieron las claves con las que afrontar una futura intervención; no respuestas ni patrones de conductas universales, porque no los hay, pero sí una forma humana de entender nuestro trabajo y de cómo manejar los pocos recursos que tenemos siempre teniendo como referencia EL BIENESTAR DE LAS PERSONAS con las que trabajamos.

Creo que nadie en toda la clase puede presumir de que ya tiene esas competencias adquiridas y de que no le están contando nada nuevo, y bajo mi punto de vista deberíamos criticar menos y aprovechar más estas oportunidades de conocer qué se está haciendo en la vida real y cómo se está haciendo, pues en cuanto salgamos a la calle, lo primero que haremos TODOS es fijarnos en qué hacen los demás y aprender de ellos.

TRABAJO GRUPAL

Segundo y tercer encuentro. 1 y 2 de Marzo de 2011.

Tanto la tarde de ayer, día 1, como la mañana de hoy, día 2, la hemos invertido en continuar elaborando nuestro trabajo sobre el absentismo escolar.

De estos dos días debo señalar algo que me tiene un poco preocupada con respecto al trabajo, y es la enorme cantidad de información que estamos manejando; hoy más que nunca me he dado cuenta de que buscando superficialmente cualquier cosa, salen miles de leyes, artículos, decretos, proyectos y experiencias sobre el absentismo de multitud de autores. Sea lo que sea lo que tú quieres hacer y sea cual sea el enfoque que le quieras dar, ya hay alguien que lo ha hecho antes.

En estos dos días, hemos ido confeccionando la delimitación conceptual del trabajo y la legislación a nivel internacional, estatal y autonómico en materia de menores (sobre todo a nivel autonómico hemos focalizado en los menores absentistas); así mismo hemos comenzado a recopilar información sobre la evolución histórica de los menores absentistas en el Polígono Sur (destinatarios de nuestro caso práctico).

Personalmente, empiezo a estar un poco agobiada y perdida; primero, por esa gran cantidad de información que nos satura; a mí todas las cosas que leo me parecen cosas interesantes de saber y me gustaría exponerselo a mis compañeros, pero sé que tengo que seleccionar, lo que no sé es como hacerlo.

En segundo lugar, sé perfectamente que el tema del absentismo es un tema conocido, no es nada nuevo, y menos aún si nuestro caso práctico se va a enfocar al Polígono Sur, ampliamente conocido por todos (sino físicamente, si por proyectos y trabajos), y por ello me da miedo que nuestra exposición pueda resultar aburrida y "más de lo mismo"; que caigamos en volver a repetir las ideas que tenemos preconcebidas y por más vueltas que intento darle para realizar una exposición innovadora y entretenida, no encuentro mucho de donde tirar.

Espero que la tutoría de la semana que viene me aclare algunas de estas dudas, de momento, aquí lo dejo.