lunes, 1 de noviembre de 2010

PELIGRO: LA COHESIÓN SOCIAL SE AGRIETA

Hace un par de semanas, estuvimos viendo en clase al artículo "Peligro: la cohesión social se agrieta", de El País.

Este artículo nos hablaba de la situación actual de pobreza y exclusión social que sufre nuestro país, recalcando el aumento de ambas actualmente debido a la crisis económica, y a la vez, diferenciando entre pobreza y exclusión social ya que muchas veces se tiende a confundirlas.

A la hora de reflexionar sobre el artículo, lo que más me ha llamado la atención ha sido esa diferencia que el artículo se esforzaba en remarcar entre pobreza y exclusión social. Una persona, puede encontrarse en una situación de pobreza importante, pero si conserva su red de relaciones en buen estado, no tiene porque verse excluído socialmente. Por otro lado, una persona cuya única vida, por ejemplo, sea el trabajar, tendrá mucho dinero pero no tendrá una red social cohesionada, con lo cual podremos decir que está aislada socialmente y en situación de exclusión.

A mi, personalmente esta situación me hace pensar ¿qué es mejor? ¿Ser pobre, o estar excluído socialmente? Creo que dar una respuesta a esto es muy difícil, ya que tendrias que analizar multitud de factores que inciden tanto en un campo como en otro. Si bien es cierto, una persona pobre pero no excluida, cuenta con una red de apoyo muy importante, que la puede ayudar o proporcionarle recursos; por otro lado, una persona que no está inmersa en la sociedad, ¿hasta que punto es feliz con su vida? Yo creo que todos necesitamos de la compañia, el respeto y la aprobación de los demás para sentirnos plenamente realizados y felices.

El problema sin lugar a dudas viene cuando te faltan estos dos factores, y eres pobre, y además estás excluído socialmente. Por desgracia en nuestra sociedad actual tenemos muchos de estos casos y la verdad es que pocas veces sabemos qué hacer con ellos. Un grupo de personas puede ayudarlos, intentar que se integren, pero hasta que la conciencia colectiva de la sociedad no reconozca que son personas y que tienen el mismo derecho que todos a una vida plena y digna, creo que no avanzaremos mucho.

Es más, los organismos que sí que podrían hacer algo, las instituciones y las delegaciones públicas que tienen autoridad y poder para cambiar las cosas, no mueven un dedo. Hasta que nuestro gobierno y nuestra sociedad no deje de lado la doble moral de decir una cosa y hacer otra, de prometer el cielo y la tierra y luego no dar nada, la situacion apenas mejorará y los que no ganarán nada y a los que nadie echará cuenta, serán los mismos de siempre, los que más necesitan y los que menos tienen.

Desde la perspectiva del trabajador y del educador social (o al menos desde la mía) es frustrante ver y saber que podrías hacer algo por esas personas, que tienes millones de ideas para hacer que su situación mejore, que sabes qué necesitan y cómo lo necesitan y solo puedes ver que tienes las manos atadas, porque tienes que amoldarte a unas leyes y a unas normas que te imponen aquellos que nunca en su vida han pisado la calle y que se dedican a dar órdenes desde una mesa sin saber qué es lo que necesita la gente, y lo peor, sin que verdaderamente les importe.

1 comentario:

  1. La entrada está muy bien, pero no estoy para nada deacuerdo con tu último párrafo. Lo que tú puedes hacer no tiene nada que ver con lo legislado. No hay que pedir permiso para ayudar a alguien. Y si es verdad "que tienes millones de ideas para hacer que su situación mejore, que sabes qué necesitan y cómo lo necesitan" más vale que empieces a ponerte en marcha ya, porque eso es precisamente lo que falta; ideas para poder soslayar la falta de recursos e intenciones y el saber cómo erradicar la desigualdad y la pobreza. No esperes a que te den permiso, que no te hace falta. Jose

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