jueves, 16 de junio de 2011

Un paseo para recordar...

Jueves, 16 de junio de 2011

Y TERMINÓ TERCERO...

Llegó la hora... el curso se acaba, ya solo queda un año, si lo pensamos bien, dos períodos más de agobiantes exámenes y seremos libres... En primer lugar, libres de esta Universidad que tanto nos ha desmotivado en muchas ocasiones, pero también libres para decidir, libres para trabajar por los demás, libres para llevar a cabo nuestros proyectos y nuestros deseos en la vida.

Es hora de recapitular, y de echar la vista atrás a lo que parecía que no llegaría nunca, el final de curso; es hora de despedir el blog como asignatura de intervención socioeducativa y ver qué ha pasado en este año.

Lo primero que tengo que decir, es que estoy sorprendida de mí misma por haber conseguido sacar adelante el blog; ya el año pasado tuve una experiencia similar con otra asignatura que no salió demasiado bien, más que nada porque no encontraba ninguna motivación ni nada por lo que escribir. Tenía el miedo de que este año las cosas fueran por el mismo camino pero decidí no dejar pasar los días sin escribir nada, y una vez que empecé a hacerlo, le fui encontrando “el gusto”, sobre todo al ver que mi trabajo se leía y se corregía; que no pasaba de largo.

Esta asignatura me intrigó bastante desde que empezó el curso, pero no guardé muchas esperanzas, porque ese mismo sentimiento lo había tenido en anteriores ocasiones y la materia se enfocó tan sumamente mal, que nos desmotivó muchísimo al ver que podríamos haber aprendido grandes cosas con otra metodología de trabajo. Sin embargo, en el caso de intervención, el hecho de hacernos reflexionar sobre lo que veíamos y más aún, el hecho de haber visto POR PRIMERA VEZ y de forma separada, cada uno de los colectivos con los que podemos trabajar, sus características, sus peculiaridades, su historia, y demás, ha sido increíble.

Increíble porque me ha abierto las puertas a cosas desconocidas para mí y me ha ayudado a comprender la realidad en su amplio abanico de posibilidades, entendiendo que una buena intervención, no se basa en solucionar un caso en concreto, sino que solo es la “punta del iceberg”; creo que ese es uno de los aprendizajes más importante que me llevo de este curso, el saber que no existen problemas estancos, con un principio y un fin, sino que todo está conectado. Lo único que elegimos como profesionales es por donde empezar a intervenir, pero nada más; no podemos quedarnos es un aspecto, pues nuestra intervención no habrá servido de nada, las personas son seres con una dimensión física, psicológica y social, y es necesario abordar las tres para que nuestra intervención pueda dar algún fruto y la persona pueda reinsertarse y rehabilitarse en la sociedad.

Echándole un vistazo a las entradas que he ido realizando en este curso, he podido apreciar una evolución en mis conocimientos y más allá incluso, en mi forma de ver la vida y mi trabajo como profesional. He pasado por momentos en los que pensaba que iba a poder con el mundo entero, otras veces me he desilusionado al ver que teníamos las manos atadas con lo poco que nos dejaban hacer, he sentido rabia, frustración, decepción, pero también esperanza, ilusión y ganas de propiciar un cambio. Todo ello creo que me ha hecho crecer y madurar, dejar de pensar que todo es fantástico y darme cuenta de toda la “mierda” a la que voy a tener que enfrentarme, pero: Lo siento, eso no va a poder conmigo.

Creo que en este curso, he aprendido a conocer las reglas del juego, a saber de qué dispongo y de qué no, y por supuesto, a hacer con lo poco que tengo, la mejor intervención posible, con y para las personas, no sobre ellas.

He aprendido a valorar la perspectiva preventiva, sobre todo con los menores conflictivos, he aprendido a “parchear”, a no estereotipar, a comprender que cada persona es única, y por tanto que cada una verá su vida y sus problemas de forma única, por lo que la empatía es una condición indispensable para ayudarla; por ser profesionales no somos mejores, la persona, directa o indirectamente siempre nos va a decir qué es lo que en el fondo necesita, solo tenemos que aprender a escuchar.

Pero también es necesario cambiar la mentalidad de la sociedad, intervenir con los que creen que nada necesitan, porque son los peores, son los que perpetúan este sistema y caen en el individualismo extremo, que no casa en absoluto con una sociedad y con un ser humano que es social, y que está hecho para vivir con otros y por tanto preocuparse por ellos.

Nos enfrentamos a la falta de delimitación profesional, a la falta de coordinación entre profesionales, a suplir las funciones de otros y a que las propias nuestras se pisen, pero lo que no nos puede faltar es la ilusión, la ilusión y la esperanza utópica en que las cosas son posibles, en que si queremos, podemos.

Sin embargo, corremos el peligro de involucrarnos tanto que, como ya nos dijo Jose en primero de carrera, acabemos quemados de nuestro trabajo, hartos de que no parezca que lo que hacemos no sirve de nada, y este pensamiento (que me preocupaba mucho), también ha encontrado una respuesta en este año, y es que “nosotros no salvamos a nadie, son las personas las que se salvan solas”; nunca lo podemos olvidar, nosotros lo único que podemos hacer es mostrarle la puerta, es la persona la que tiene que decidir si cruzarla o no, y muchas veces no lo harán, pero no podemos dejar de abrir esas puertas, aunque solo sea por aquellos que vendrán y decidirán cruzar.

No puedo finalizar el blog, sin hablar de la intervención, de cómo he aprendido a intervenir en este curso, y sinceramente, me ha parecido sumamente enriquecedor el ir viendo poco a poco los tipos de intervención que podríamos plantear con los diferentes colectivos, pero si me tuviera que quedar con algo, sería con la frase de “si se cae, te agachas y lo palpas”.

Cada vez que me acuerdo de esa frase, se me mueve algo por dentro y gracias a ella he entendido, que si queremos arreglar problemas, no podemos ir de profesionales por la vida, simplemente tenemos que ser personas, “padre y madre” de cada uno de los que vayamos a ayudar, y hacer lo mismo que esa señora, que solo pensó en el bien superior de su hijo y en hacerlo autónomo, y como ella, debemos pensar por encima de todo en los demás y en qué es lo mejor para ellos, antes que pensar en nosotros o en el reconocimiento profesional que vayamos a alcanzar. Tenemos que humanizar aún más nuestra disciplina de trabajo, empezando desde ya, sacar la parte sensible sin dejar que nos hunda todo lo malo que tiene.

Hace poco, mi compañera Elvira dijo: “Nuestro buen humor es la muestra de que esta realidad no ha podido con nosotros”, y tiene toda la razón del mundo. Llevamos ya tres años viendo cosas horribles que se le hacen al ser humano, y seguimos aquí, con ganas, tenemos una conciencia social clara y unos principios definidos, luchamos por lo que creemos que es justo, y lo mejor de todo es que no nos quemamos, intentamos verlo todo de forma optimista, con buen humor, que es la clave de nuestro futuro. Cuando empecemos a trabajar, tenemos que recordar esta época, en la que esta realidad no podía con nosotros, y sacar nuestra mejor cara y nuestra mejor sonrisa, incluso en el momento en el que no podamos más, tenemos que hacerlo por la gente que sigue creyendo en nosotros.

Hasta aquí, este curso y esta asignatura, gracias por habernos enseñado a madurar y perfeccionar nuestra visión de la educación social.

Elena.

3 comentarios:

  1. Poco más que añadir a los comentarios que te he realizado previamente en el blog. Creo que la evolución y maduración, así como el aprendizaje que has tenido en este año, y en esta asignatura concreta, son incontestables. Espero que el próximo curso pase pronto y puedas empezar a trabajar ya. Esta sociedad necesita de muchos y muchas profesionales como tú. Me gustaría que el contacto con la realidad cotidiana no arruinase tu empuje y tu coraje. Pero ahora toca disfrutar de las vacaciones. Un saludo, Jose

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  2. Hola Elena, he leído estos posts sobre la inadaptación social y tengo un caso en la familia. Me gustaría si es posible, que me recomendaras algún sitio donde pudiéramos ir porque estamos bastante desorientados con el tema. Ya que esta persona es adulta y se ve incapacitado para tener una responsabilidad, tener una formación, un trabajo, unas mínimas relaciones sociales con su entorno... Podrías remitirnos a algún especialista, centro etc... esté donde esté. Muchas gracias

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  3. Hola Myrna. Tras consultarlo con uno de mis profesores, creemos que lo más adecuado sería que acudiéses a los Servicios Sociales de zona más cercanos a tu domicilio (si no sabes donde están lo puedes encontrar en internet fácilmente).

    Remitirte a algún "especialista" es difícil, pues apenas tenemos información del caso y ante todo habría que profundizar en él para darte respuestas más concretas.

    Otra opción sería buscar alguna asociación o grupo de personas que tengan el mismo problema pero ya te digo, sin saber más sobre el caso es difícil.

    Mi recomendación, los Servicios Sociales Comunitarios más cercanos, donde estoy segura que te atenderán bien y sabrán darte más recursos y opciones para este familiar tuyo. Espero que todo vaya bien.
    Un saludo.

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