domingo, 30 de enero de 2011

Pobreza y exclusión social.

MERCEDES REGLERO.

Sociología para la intervención social y educativa (2007).

La definición de pobreza es algo muy complejo y su delimitación más aún pues no hay una delimitación a nivel universal de cual es el umbral de pobreza; se estima el umbral de pobreza como el límite de ingresos por debajo del cual una persona es incapaz de satisfacer sus necesidades básicas.

Llegados a este punto ocurre una cosa “muy curiosa”, y es que el umbral de pobreza según la definición anterior varía dependiendo de la situación económica del país donde nos encontremos. A nivel mundial, cada día aumentan el número de pobres, pero en las estadísticas occidentales y estadounidenses, la cifra cada vez se ve más reducida. Los poderes públicos por tanto se ven comprometidos en erradicar estas situaciones de pobreza, pero como a este mundo solo lo mueve el dinero, la pelea actual se basa en marcar cada vez más bajo ese umbral de pobreza, para tener menos pobres en los que invertir.

Las propuestas sobre el estudio de la pobreza y la exclusión social deben contener tres elementos:

- Un concepto de pobreza y exclusión a partir del cual se pueda comenzar el análisis sobre su plasmación en la realidad.

- Una opción de medición del fenómeno que permita conocer su evolución y las diferencias entre contextos.

- Las indicaciones sobre la intervención social a llevar a cabo.

Pobreza: este concepto describe la desigualdad y marginación generada por la escasez de recursos económicos y la falta de oportunidades para la integración social. Pese a todo, la pobreza no deja de ser una “pobreza relativa” sujeta a multitud de juicios de valor diferentes, aunque cuando dicha pobreza es absoluta, definida esta como una privación severa en la satisfacción de las necesidades básicas, debería a todos los efectos ser priorizada y tratada con carácter urgente.

Por otro lado, el término exclusión alude a un proceso social de separación de un individuo o grupo con respecto a las posibilidades laborales, económicas, políticas y culturales a las que otros sí tienen acceso y disfrutan.

La exclusión social abarca tanto las situaciones de carencia económica o insatisfacción de necesidades, como la privación de los derechos de ciudadanías. La realidad nos dice que además se da una desigualdad grande de posibilidades.

La heterogeneidad social, las transformaciones del mercado laboral, la inadaptación de la política social y el cuestionamiento del sistema educativo, han influido en la definición del proceso de exclusión y en parte, lo han dibujado de otra manera. Ahora se trata de un fenómeno estructural, multidimensional, dinámico, acumulativo, global y variable.

La exclusión se muestra como un proceso resultado de la combinación de distintos factores que por separado, no permiten una relación determinante causa-efecto, pero su incidencia conjunta provoca la separación del individuo de las posibilidades de desarrollo personal y participación social.

Según Castel, los factores más relevantes en la aparición de la vulnerabilidad social son el eje de la integración laboral y económica, y el social, familiar y relacional, que dan forma a un continuo que va de la integración a la exclusión, donde se distinguen tres zonas:

- Zona de integración: trabajo estable y solidez en las relaciones sociales y familiares.

- Zona de vulnerabilidad, marcada por la inestabilidad laboral o relacional y débil protección social.

- Zona de exclusión: se manifiesta un progresivo aislamiento social: carencia de trabajo, ruptura de relaciones familiares y sociales.

Por contraposición, los ejes que garantizan una adecuada inclusión social son:

- Familia y capital social, donde el elemento de integración que proporciona es el arraigo.

- Participación en el mercado: la inserción laboral como medio de mantenimiento personal y familiar que facilita la autonomía de las personas.

- Reconocimiento y participación pública: la persona se realiza en su relación social y comunitaria (ejercicio de la ciudadanía).

Los educadores y educadoras sociales pueden ejercer de voz de aquellos que padecen carencias que impiden su desarrollo e integración social. Su ejercicio profesional les va a permitir conocer de cerca la realidad de la exclusión e intervenir en contextos concretos.

No está en su mano la solución de las desigualdades, es evidente, pero sí pueden contribuir a completar y actualizar el estudio de sus causas y consecuencias a la par que son capaces de innovar la metodología de intervención con las personas y grupos con los que lleven a cabo su trabajo diario.


De esta lectura de Mercedes Reglero debo señalar que me ha llamado especialmente la atención su complejidad; no su complejidad en la lectura, sino en entender lo que verdaderamente es la pobreza, ya que podemos encontrarnos con miles de situaciones que a escala mundial signifiquen pobreza y a escala europea o nacional no.

Tendría tantas cosas que comentar y tanto que decir que no se por donde empezar ni como abarcarlo todo, lo que está claro, es que últimamente todas las cosas que me pasan no puedo evitar relacionarlas con cosas que he visto en clase; el otro día, hablando con unas amigas, me estaban contando que se iban de viaje de fin de curso a la Riviera Maya, y que una de ellas estaba empezando a darse Rayos Uva para ir con algo de color moreno para allá, además de haberse apuntado al gimnasio para ponerse en forma y sinceramente: ya no son los casi 1000 euros que le ha costado el viaje, sino esa serie de gastos innecesarios que lo acompañan y puramente estéticos que sinceramente, me dan vergüenza ajena.

Quizás lo más duro de todo es saber, que mientras tu estas disfrutando como un rey o una reina de unas playas estupendas, con todos los gastos pagados, sin preocuparte por otra cosa que beber y comer, a menos de un kilómetro tuya, justamente nada más salir del recinto hotelero, lo único que hay son chabolas, chabolas llenas de mierda, la más absoluta miseria, donde la gente se muere por una simple diarrea, sin agua, sin luz, sin medicamentos y comidas y al acostarse por las noches intentando no morirse todavía, esa gente escuchará la música de la discoteca del hotel, ¿con qué cara eres capaz de mirar a esas personas a los ojos y decirle que qué bonito es su país? Eso, si que es pobreza absoluta, y no quejarnos por no tener dinero para salir a cenar con nuestros amigos.

Me parece increíble que con lo avanzado que está el mundo hoy en día haya gente que se siga muriendo de hambre por no tener nada que comer. Aquí ya hablamos de la situación de exclusión de una persona, de cuando se encuentra en una zona de vulnerabilidad por no tener trabajo, una red social cohesionada, etc. pero, ¿que pasa con eso en el tercer mundo? ¿Allí no hay excluidos?

Aquí nos preocupamos por tener una vivienda, vestidos, acceso a los recursos sociales y sanitarios, a las redes sociales etc. para “sentirnos bien”, y allí tienen suerte si consiguen algo para comer hoy. Es tan diferente la vida y las cosas que creemos importante... cuanto más tenemos, más queremos, y consolamos nuestra conciencia echándole la culpa a los gobiernos y los políticos que no hacen nada por la gente que se muere de hambre en el tercer mundo, pero sinceramente, mientras sigamos pensando así y por la espalda sigamos yendo a echarnos rayos uvas para tener una piel más bonita... no iremos muy lejos con esa doble moral la verdad...

No hay comentarios:

Publicar un comentario