lunes, 21 de marzo de 2011

CUARTA CONFERENCIA 21/03/2011

LOS PROGRAMAS DE TRATAMIENTO FAMILIAR.

Pilar Fuentes Pérez

No sé si será por el estado anímico de frustración que me invade estos últimos días, por el agobio y el continuo trabajo al que me somete la carrera o por la vida en general, pero esta conferencia no me ha arrojado mucha luz acerca de cuales son las actuaciones REALES que nos proponen los programas de tratamiento familiar.

Lo único que he sacado en claro de esta cuarta conferencia, es que en un mundo utópico donde la ley se cumpliera en todos sus objetivos y propuestas, los equipos de tratamiento familiar atenderían a todos los menores en riesgo social, e incluso se haría un seguimiento individualizado de los casos de embarazos y niños que no van a clase, y en definitiva, el mundo sería genial y todos tendríamos muchos menos problemas.

¿La realidad? Como siempre una pantomima de lo que debería ser.

Según nos ha explicado Pilar, la meta del programa de tratamiento familiar (PTF), es preservar la integridad de las familias evitando la separación de los menores, y conseguir el máximo número de casos de reunificación familiar (si se ha valorado que es la mejor alternativa).

También en la teoría, las familias deberían llegar a los PTF derivados de los Servicios Sociales comunitarios, previa petición por parte de las escuelas de una intervención a ciertos casos. De este modo las familias en “riesgo moderado” serían derivadas a los PTF, y las familias en riesgo alto, al servicio de protección de menores; repito, en la teoría...

Pilar no ha tocado para nada cómo es la realidad (información que he echado en falta en esta conferencia), pero tampoco es necesario ser un lince para averiguar al menos algunas de esas realidades. Para empezar, bajo mi punto de vista el marco legislativo en el que se encuadran los PTF es muy ambicioso, y está bien que por ejemplo quieran dar un seguimiento durante el embarazo a todo tipo de madres y familias, pero vamos a ver: si por desgracia en esta sociedad hay 1000 casos que por su riesgo, desadaptación y/o exclusión son eminentemente prioritarios al de cualquier familia normalizada... ¡Céntrate en la gente que de verdad lo necesita! ¡No hagas una ley al servicio de una población que no se encuentra en situación de exclusión y preocúpate por erradicar estos casos! Una vez que lo hayas logrado, atiende a esas mujeres, pero solo cuando puedas tener la cabeza bien alta y decir que has solucionado otros muchos casos de prioritarios.

Además, Pilar ha asegurado que una familia entra en un PTF de forma VOLUNTARIA, y ahí veo otra gran incongruencia. Estamos hablando de familias que por norma general no tienen muy asimilado lo que son las normas sociales y de comportamiento, que en su casa no existe una preocupación real por la educación y la formación, ni por la correcta asimilación de habilidades sociales o los valores morales básicos. Creo que la incorporación de las familias en estos programas no debería de ser algo “voluntario” pero tampoco algo coercitivo como la conocida frase de: “si no vienes te quito a tus hijos”.

Creo que ya sabemos ampliamente (por las experiencias que otros han tenido antes que nosotros) que esos métodos no son los más adecuados. Bajo mi punto de vista se debería ante todo entablar una relación de confianza entre el profesional y la familia, y mediante visitas domiciliarias, ir haciéndoles entender la situación en la que se encuentran y lo que es mejor para ellos, practicando ante todo la asertividad.

En el caso de que la situación comience a normalizarse y el equipo de tratamiento familiar pueda dar un informe positivo de la situación, veo indispensable el seguimiento (cosa que según Pilar nos ha contado, se deja en manos de los comunitarios); los ETF no realizan ningún seguimiento posterior con la familia a la que han atendido, y bajo mi punto de vista esto es un fallo muy gordo del servicio, pues si ya de por sí es difícil conocer medianamente bien a una familia que te va a mostrar su mejor cara en las visitas domiciliarias, un seguimiento “inesperado” de la situación una vez que “todo está bajo control” ayudaría muchísimo a averiguar si de verdad la intervención ha dado sus frutos.

Pilar trabaja actualmente en un programa de tratamiento familiar en Polígono Sur, zona con necesidades de transformación social con graves problemas (como ya hemos nombrado en muchas ocasiones) de pobreza grave y marginación, elevados índices de absentismo y fracaso escolar, carencias formativas, etc. y un detalle que me ha parecido curioso de su exposición y en el cual no había reparado anteriormente, es que en Polígono Sur, las campañas preventivas o de escolarización, están dirigidas A LOS MENORES; no a sus padres ni sus familias, sino a ellos mismos, lo que demuestra una vez más el rápido y obligado crecimiento psicológico al que estos menores, por sus circunstancias sociales, se ven obligados a asumir.

En otro orden de cosas, la charla de Pilar, como dije al principio me ha desilusionado un poco; no por su exposición, sino que más bien ha sido una desilusión por el sistema; en el día de hoy ya he tenido unos cuantos palos a este respecto y creo que este ha sido “la gota que colma el vaso”. A primera hora, en las prácticas, el profesor me ha dicho claramente y sin miramientos que en un futuro tendremos que realizar proyectos en base a unas subvenciones, y que según los requisitos que se nos exijan tendremos que trabajar con un colectivo u otro y de una determinada manera para que nos den la ayuda económica. ¿Qué ocurre? Pues que esas líneas que te obligan a que sigas, están sumamente politizadas en lo que son “temas de conciencia social” en el momento actual (igualdad de género, promoción de la salud, salud mental, etc).

En definitiva, te exigen que trabajes con lo que el gobierno quiere que trabajes; nadie realiza proyectos para intervenir con personas sin hogar, por ejemplo, porque esas personas no interesan en absoluto a nadie.

Otro ejemplo, nos lo ha dado Pilar hoy, presentándonos el caso de un divorcio en una pareja con hijos por malos tratos del hombre hacia la mujer. El caso se resolvió mediante una orden de alejamiento y la separación de la pareja; la mujer vive con sus hijos y está rehaciendo su vida, pero, ¿qué pasa con ese hombre? Sigue siendo un “maltratador” y a nadie parece interesarle qué pasa con él, como se le puede ayudar y hacer que aprenda a relacionarse con los demás sin tener que recurrir a la violencia. A nadie le interesa, porque lo que nos han metido en la cabeza es qué las “necesitadas” son las mujeres maltratadas, y que los hombres solo son maltratadores sin escrúpulos, ellos no importan, (aunque puedan presentar problemas psicológicos graves o tengan una gran carencia en la forma de comunicarse y en la adquisición de habilidades sociales).

¡Ojo! No estoy diciendo que esté a favor del maltrato ni que piense que no es un tema importante, al contrario; mi crítica va dirigida a la falta real de preocupación social por las personas, bajo aparentes palabras de respeto y tolerancia con la que últimamente nuestros políticos se llenan la boca.

Para terminar, decir que una vez más ha salido el tema de la falta de delimitación profesional de los trabajadores y educadores sociales en la práctica real, que hace que “se pisen” en sus funciones; el educador social en los PTF (en este caso Pilar), se ocupa de intervenir en la escuela, los hogares, en la orientación laboral y formativa y en el disfrute y adecuado uso del ocio y tiempo libre, asumiendo a veces funciones que no son de su competencia pero que “así se fijan en los equipos de trabajo”.

La exposición de Pilar me ha parecido bastante utópica y teórica, haciendo siempre referencia a “los manuales” que ella utiliza para intervenir y aunque cuando comencemos a trabajar todos vayamos con nuestro manual bajo el brazo, quiero creer que la práctica y el rodaje nos harán preocuparnos más por la persona en concreto y su situación y que nuestra prioridad no será encajar por ejemplo el modelo sistémico en una familia sea como sea; lo que quiero decir es que la teoría está bien tenerla en cuenta, pero no podemos querer llevarla a la práctica sea como sea.

Como ya he dicho antes, he echado en falta en estos PTF un seguimiento de los casos que se “solucionan”; solamente existe una derivación a los comunitarios cuando los PTF ya han resuelto la situación, pero bajo mi punto de vista, son estos profesionales que conocen a la familia y han estado acompañándola durante todo el proceso los que deberían continuar ese seguimiento, pues ellos mejor que nadie podrían atisbar lo que a los comunitarios (por no conocer el caso) se les pueda escapar.

Será que hoy es lunes o que cada vez me voy acercando más a la “cruda realidad” pero estoy bastante desanimada con respecto a nuestro futuro profesional, y me hierve la sangre pensar que tendré “las manos atadas” en muchos aspectos y no podré hacer las cosas que realmente me gustarían; además tengo miedo de no estar a la altura de las situaciones, o que el trabajo diario y las intervenciones que realice me desborden y termine haciendo míos los problemas de los demás... Me encanta esta profesión pero muchas veces pienso que no seré capaz de afrontar esta otra realidad y seguir creyendo en las personas...

En fin, será que hoy es lunes.

1 comentario:

  1. Lamento que en estos últimos días sientas frustración. Pero aunque lo lamente, creo que debes ir acostumbrándote a esa sensación. No porque vaya a ser una constante en tu trabajo, pero sí que la vas a experimentar con cierta asiduidad. Tu entrada es una de las mejores que he leído este año. Es una entrada de alta calidad y madurez. Me sugiere un montón de comentarios. El primero es que ya os dije yo en primero que se interviene con el colectivo subvencionado no con el que se quiere. Partiendo de esto tu texto me sugiere más, que la educación no se puede imponer sino que se debe contar con el "educando", por eso las familias participan "voluntariamente" en el programa. Y podría seguir pero no es eso lo que quiero decirte. Lo que quiero decirte es que en la entrada demuestras que ya has terminado la carrera. No de facto, pero te sobramos (el profesorado al menos). Conoces el sistema, sabes cómo funciona y cómo mejorarlo. Propones y te implicas en tu trabajo. Hasta te frustras por ello. Te falta todavía la mirada cínica sobre la realidad, pero ya llegará con la experiencia. Ya no vas a llegar a más en la Universidad. Aprenderás "conocimientos" nuevos, tal vez, pero no adquirirás más competencias "profesionales". Lo que ofrecemos ya lo tienes. Una última cosa, no te desanimes, puedes caer en la frustración de vez en cuando, pero no te desanimes, porque te necesitan, te necesitamos. Hay mucho por hacer y no tanta gente motivada y PREPARADA. Así que un poco de justa indignación vale, pero no pierdas de vista la utopía porque se acercan tiempos en los que todo es posible. Buen trabajo, Jose

    ResponderEliminar