viernes, 25 de marzo de 2011

EXPOSICIÓN DE CLASE. 12/01/2011

MARGINACIÓN Y TERCERA EDAD.

“El mundo que los necesitó ayer, hoy los olvida”.


Principalmente, lo que me llevo de esta segunda exposición de clase, es la contraposición de ideas y realidades que me sugirió la misma; en el primer cuatrimestre de este curso, tuvimos una asignatura que se llamaba “Psicología de la Vejez” donde todo lo que hicimos fue corregir nuestro lenguaje y nuestra forma de expresarnos cuando hablábamos de personas mayores, y repetir una y mil veces que los mayores eran personas muy saludables, (fuera de los estereotipos que abundan en nuestra sociedad) y tan capaces como nosotros para desarrollar todo tipo de actividades.

La asignatura me gustó mucho, porque aprendimos muchas cosas nuevas de los mayores, desconocidas hasta entonces, pero creo que muchos de nosotros caímos en el error de irnos de un extremo a otro y pensar que ahora los mayores no tenían ningún problema y que todo era maravilloso para ellos.

Por ello, me he dado cuenta de la importancia y la necesidad de una educación integral en todos los aspectos y ámbitos, para que, una vez conocida la realidad en su totalidad, seamos capaces de discernir situaciones y quedarnos con el enfoque que más nos convenga (hablo en este caso de los mayores, pero obviamente esta idea es extrapolable al resto de colectivos e incluso a la política, la economía, la religión, y todo lo que tenga que ver con el posicionamiento humano en cualquier ámbito).

Esta exposición, como mis compañeras dejaron claro, se centraba en las personas mayores que son marginadas, que sufren fuertemente situaciones de soledad y abandono, sobre todo en el plano afectivo.

Actualmente, muchos de nuestros mayores viven en residencias especializadas en sus cuidados, porque sus familias, no pueden o no quieren hacerse cargo de ellos por diversos motivos; la realidad es que el ingreso en una residencia suele hacerse bajo promesas de temporalidad o continuas visitas y al final, el mayor acaba viendo a su familia mucho menos tiempo de deseado.

Es este hecho, el que desencadena las sensaciones de soledad y abandono, que unidos al bajo número de profesionales que atienden a estos mayores en la residencia, acentúan esos sentimientos mucho más, llegando a hacer serias mellas en la autoestima y las ganas de vivir de las personas mayores.

Una vez más, (y ya me da hasta coraje) tenemos que volver siempre a la misma idea, y es el principal problema que dificulta nuestra intervención: el dinero, o más bien, la falta de éste, que aquí concretamente debería destinarse a contratar técnicos cualificados que les proporcionaran a los mayores no solo los cuidados que necesiten físicamente, sino esos cuidados emocionales, de cariño, escucha activa y sobre todo de compañía que también son imprescindibles para una persona; por supuesto, volver a comentar que la Ley de Dependencia sería una alternativa muy buena al internamiento del mayor en un centro si funcionara bien y no fuera algo meramente asistencialista y al servicio de unos votos electorales.

Una cosa está clara, en la sociedad en la que vivimos, ser mayor “es una mierda”; ya no sirves para nada, nadie te respeta, eres un estorbo y le quitas mucho tiempo a la gente que te rodea; nadie quiere llegar a ser mayor, porque lo que vemos nos asusta. Hemos pasado de una cultura donde el “consejo de ancianos” era algo vital y el mayor era una figura importante y muy reconocida, a una sociedad en la que el mayor no sirve para nada y solamente se le considera una “carga social”.

Gracias a Dios, creo que hay un “rayo de esperanza” en este tema de la carga social, y es que si algo bueno ha traído la reforma de la ley de pensiones y el alargamiento de la edad de jubilación es pensar que cada vez habrá más puestos de prestigio y de poder ocupados por personas mayores, que ya tienen más de 65 años y todavía no se han jubilado. El ver diariamente a estas personas en el poder, creo que poco a poco hará que las volvamos a tener en cuenta y volvamos inconscientemente a tomarlas más en serio, pues veremos a estos mayores “al mando” de importantes empresas y con altos cargos, con lo que las admiraremos y respetaremos más de lo que lo hacemos actualmente.

Para concluir, me gustaría citar una frase que escuché hace poco: “Toda sociedad genera su marginación y la manera de darle respuesta. Por el análisis de esa respuesta conocemos el grado de desarrollo económico y tecnológico del país en cuestión, además de la cultura, los valores y la ideología imperante”.

De momento, nos toca a nosotros seguir cubriendo la “mierda” que deja la sociedad en la que vivimos, y nos toca a nosotros darle un tipo de respuesta a esas necesidades que la misma sociedad genera; como siempre, tendremos las manos atadas en el tipo de respuesta, pues nos vendrá impuesta o muy delimitada por las “altas mentes pensantes” cuya prioridad segurísisimo que es ayudar al más necesitado; ahora, eso sí, si por ejemplo nuestra sociedad y gobierno nada más que nos dejan hacer talleres y actividades lúdicas con los mayores como forma de “ayudarlos”, tengo claro que yo personalmente haré los mejores talleres y actividades lúdicas en intervención socioeducativa para personas mayores, trabajando la autoestima, la independencia, la realización de las actividades de la vida diaria, los juegos de ocio y tiempo libre, el aseo y la higiene persona, etc. Mis talleres tendrán una finalidad, servirán para algo y no solo para contentar al tío que me esté dando el dinero.

Como educadores y trabajadores sociales no se nos puede olvidar que tenemos que darle una línea de coherencia a nuestros programas y actividades, jugando muy bien nuestras cartas para contentar a los de arriba, y hacer algo de provecho y utilidad con los de abajo.

1 comentario:

  1. Se te sigue notando muy cabreada en esta entrada. No es malo, pero si del amor al odio hay un paso, de la rabia al odio el paso es más pequeño. Vivimos en la sociedad que hemos y seguimos construyendo y hay un porqué para cada cosa. Así que debes ir canalizando tu rabia. Está bien como terminas la entrada. Conoces las reglas del juego, y juegas buscando tus propios objetivos. Algunos superamos la rabia con cinismo, aunque todavía no sé si es la mejor opción. Muy buena entrada, Jose

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