martes, 15 de marzo de 2011

EL FIN DE LAS REUNIONES GRUPALES... DE MOMENTO!

Ayer tuvimos la “última” reunión de grupo antes de la exposición, en la que terminamos de perfilar algunos aspectos del trabajo y sobre todo nos dedicamos a poner en pie la exposición para mañana día 16.

En esta entrada, pretendo hacer una síntesis de todo lo aprendido en las tres últimas reuniones del grupo, evaluando el proceso de aprendizaje que personalmente he tenido y comentando un poquito qué me ha parecido este trabajo y este tema (el absentismo) en concreto.

Creo que al haber realizado este trabajo he aprendido cosas mucho más allá de qué pasa cuando un niño es absentista, qué es lo que conduce a esta situación, cual es el papel del educador social, etc. ya que este tema para mí estaba un poquito “estereotipado” en las típicas respuestas que cualquiera puede dar cuando preguntas por él.

Ahora sé que el hecho de que un niño sea absentista implica una dificultad mucho más allá de lo evidente, y es que el trabajador social o el educador social, (por ejemplo cualquiera de nosotros en un futuro no muy lejano), se está enfrentando no solo a un menor que no le da importancia a la educación (ojala fuera solo eso) sino que se está enfrentando además a una familia con problemas de muchos tipos, y uno de esos indicadores por los que ha “saltado la alarma” es el absentismo, pero es solo uno.

Otra idea que me ha resultado muy interesante descubrir a raíz del trabajo grupal, es la consideración del absentismo como un tipo de maltrato que sufre el menor. Y aquí me quiero detener. Al principio no entendía muy bien esta idea, pues pensaba que se refería a que un menor era absentista porque era maltratado en su casa; cuando comenzamos a profundizar en el tema, caí en la cuenta de algo muy evidente y que a la vez me hizo sentirme algo estúpida y pensar en todo lo que me queda por aprender para ser una trabajadora y educadora social “medianamente decente”, y es la siguiente frase: existen muchos tipos de maltrato, no solo el maltrato físico.

Al comentar mis compañeras que el maltrato infantil era una de las problemáticas fundamentales de los menores absentistas, no conseguí entender la idea y entramos en un pequeño debate sobre lo que querían decir al respecto, hasta que por fin caí en esa evidencia tan poco evidente para mí.

Un menor absentista, es un menor que no va a la escuela (bien porque “se pierde por el camino”, bien porque sus padres no lo llevan) y eso, es un maltrato emocional de los padres hacia el menor, pues le están privando de su derecho de asistir a clase, formarse y tener opciones de futuro, o simplemente no se están preocupando por educarle e interesarse en las cosas relacionadas con el colegio, de tal forma que si el niño fuera absentista “por deseo propio” éstos, al estar en contacto con los profesores, lo detectarían en seguida y le pondrían remedio al asunto.

Creo que a raíz de esta idea puede surgir un debate interesante mañana en clase, si hay gente que, como yo, piensa directamente en el maltrato físico solamente.

Aquí lo dejo, pues sino terminaré por abordar cuestiones que quiero dejar para comentarlas después de la exposición; por último, acabar con una última reflexión, y es que para mí, este trabajo en concreto y la asignatura en general me está haciendo cambiar el modo en que tenía de ver la realidad, los problemas sociales y las situaciones de exclusión, pues antes las veía como hechos aislados, antes pensaba que el absentismo era un problema concreto, que tenía su modo de ser intervenido y su forma concreta de hacer las cosas.

Después de este trabajo y de lo que llevamos de curso, veo cada día más claro la importancia del tiempo, tiempo real que tienen que tener los educadores y trabajadores sociales para dedicar a cada una de las personas o familias que tiene unas necesidades específicas, pues como dije anteriormente, el absentismo, la violencia o los problemas de conducta, son solo la punta del iceberg, debajo del cual se esconde un entramado mucho más grande que es en el que hay que focalizar la intervención.

1 comentario:

  1. Muy buena entrada Elena. Uno de los principales aprendizajes que debemos sacar de la asignatura es precisamente que no existen problemas estancos, únicos, con principio y fin. Todo está conectado. Lo único que elegimos, que nos vemos obligados a elegir, es por dónde vamos a EMPEZAR a intervenir. Con respecto a la visión del absentismo como maltrato me parece interesante, pero es más suave conceptuarlo como negligencia de la familia en el cuidado de los menores. Sigue siendo un motivo más que suficiente para retirar una custodia, siendo un poco animales y como ejemplo. Creo que la exposición ha estado francamente bien. Si tenemos ocasión la podemos comentar detenidamente. Jose

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